La caza

Por Pilar Pérez

Nos gusta jugar. A la comba, a la goma, a la rayuela. Pero a lo que más nos gusta jugar es a la caza. Bueno, a Laura le gusta más que a mí, pero yo juego con ella porque siempre me insiste. El juego va así: buscamos piedras, tres cada una. Elegimos las que más nos gusten: aplanadas, puntiagudas, que no pesen demasiado.

Nos las metemos en los bolsillos y nos escondemos bien, bien escondidas. Donde más nos gusta es en el camino de la fuente o en la escuela abandonada, en el piso de arriba, donde la ventana rota. Entonces esperamos. Mientras esperamos hacemos apuestas. Apostamos quién cazará más presas. Casi siempre gana Laura, pero es que ella es un año mayor y yo llevo gafas. En cuanto oímos pasos asomamos la cabeza, solo un poco, tenemos que seguir escondidas. Esperamos a tener la presa al alcance y lanzamos la piedra. Solo una por presa, no vale repetir. Gana quien la alcanza antes. Laura va ganando, ha cazado al gato del cura y al perro de la panadera.

Ayer nos peleamos. Ella dice que ganó ella, pero yo estoy segura de que gané yo. Cazamos a Ramón, el hijo de la profesora. Venía de la fuente, llevaba la garrafa llena y le pesaba, así que caminaba muy despacio. Laura dice que le acertó ella, pero yo estoy segura de que fue mi piedra, que tenía una punta afilada. El corte junto al ojo tenía un agujero profundo así que seguro que fue la mía. La suya también le acertó, pero fue después, y las normas dicen que gana quien acierta primero. 

Entonces nos dio miedo, ¿y si está muerto?

Se enfadó muchísimo cuando no acepté darle el punto a ella. Golpeó el suelo con el pie, salpicando el agua que se había salido de la garrafa y se derramaba por el suelo. Luego le dio unos golpecitos a Ramón con el zapato, pero Ramón no se movió. Le tocamos la cara, cuidando de no mancharnos de sangre. Lo llamamos, pero nada. Entonces nos dio miedo, ¿y si está muerto? Los muertos vuelven para vengarse, lo dice siempre mi padre. Lo cogimos por los pies y lo arrastramos fuera del camino, a la cuneta. Lo tapamos con las hojas secas y escondimos también la garrafa. Desde el camino no se ve nada. Laura dice que lo hemos hecho perfecto, que hemos combinado el juego de la caza con el del escondite.


Texto: Pilar Pérez

Ilustración: Gamines Sautant a la Corde. Pintor: Alphonse Etienne Dinet


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